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28 de abril de 2011

Kazuo Ohno

"El bailador de butoh intenta capturar las sutilezas del alma, entendiendo que la danza es el movimiento del alma que es acompañada por el cuerpo. El alma no está ahí para que a otros les guste. Está ahí para expresar lo que tiene que expresar"

Cuerpo pintado de blanco, quizás desnudo; pies y cuerpo doblados, entorchados; ojos cruzados o al revés, como mirando hacia adentro, o casi saliéndose de la cabeza... son algunas de las imágenes que se nos vienen a la mente al pensar en la danza Butoh del Japón. Su nuevo lenguaje introdujo movimientos que no corresponden a la 'ideal' concepción de belleza del ballet o a la musculatura y capacidades físicas que exige generalmente la danza moderna; todo lo contrario. Este es uno de los aspectos más llamativos del butoh, que al intentar romper patrones establecidos o estereotipos, maneja elementos anti-convencionales para lo que se conocía tradicionalmente en occidente como danza.
Lo que definitivamente ha contribuido a que el butoh haya tenido tanta acogida e influencia sobre la danza moderna en general, es que contiene en sus fundamentos toda una concepción crítica sobre la conciencia del cuerpo (Kuniyoshi), siendo un arte que surge a partir de unos dilemas universales que tocan al hombre moderno.
El uso generalizado de la palabra butoh, derivado de buyó, se refería a todas las danzas que no entraran en la categoría de danzas tradicionales del Japón como el vals, el flamenco, etc. Llegó a significar un movimiento en la danza a partir del Ankoku Buto-ha. El carácter "bu" significa bailar, y "to", dar un paso o pisar. El carácter "ha" significa grupo o partido. "Ankoku" significa 'lanzar negro' u oscuridad.

El butoh intenta romper estereotipos o patrones establecidos con una poética que se caracteriza por estar cargada de una profunda filosofía. Nunca ha sido un modo de expresión fijo o establecido, pero "la autenticidad del butoh nace de su rechazo a lo completo y la estabilidad haciendo, sin embargo, una forma terminada. Esto es llevado hasta el punto en que el butoh genuino es una imposibilidad (Kuniyoshi).
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El o uno de los máximos exponentes del butoh, Kazuo Ohno nació en el año 1906 y murió en el 2010.
En 1929 al ver una presentación de la bailarina española Antonia Merce, conocida como “La Argentina” quedó tan impresionado que decidió dedicar su vida a la danza. Comenzó su entrenamiento con dos de los pioneros de la danza moderna más importantes del Japón, los maestros Baku Ishii y Takaya Eguchi.
En los años 50 Kazuo OHNO conoció a Tatsumi HIJIKATA, quien lo inspiró para comenzar a experimentar con Butoh (originalmente conocida como Ankoku Butoh, “Danza de la Oscuridad”). Butoh estaba surgiendo en medio de la época turbulenta en la posguerra japonesa. HIJIKATA, quien rechazaba las formas de danza occidentales tan populares en el momento, desarrolló con un grupo el vocabulario de los movimientos e ideas que más tarde, en 1961, él llamaría Ankoku Butoh.

Uno de sus temas principales es el círculo de la vida y de la muerte, demostrándose como un intento por sobrellevar esa contradicción. El butoh siempre trata de mostrar que hay algo más allá del cuerpo danzante, y mediante un nuevo lenguaje propone una exploración al inconsciente.

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