11 de noviembre de 2009
Segundo de tiempo
¿Tienes un segundo? para volar; son 24 horas reunidas en 10, 20, 30 o 100 años, el aire está diseñado para soportarnos sólo por un día, un instante, que no debe pasar inadvertido.
Cuando niños volamos mucho y casi acabamos con el tiempo, pareciera que no nos rinde, y nos va quedando poco, sin embargo es suficiente para llegar a octógeno, o centenario, lo debemos cuidar como tesoro preciado, pero no encajonarlo, apreciar, es tener las alas puestas, saber que los minutos importan, con los segundos y las milésimas; el polvo consta de millones de segundos muertos, es pesado, sin embargo, se filtra tan ligero.
Vuela de vez en cuando, ¿tienes un segundo?
Podrías soltar esa piedra gigante que tus hombros sostienen, te debes posar sobre las torres, sobre los árboles, sobre las hierbas, y después de tragar todo el aire posible, sólo entonces, emprender el regreso a la tierra, al camino trazado, a la rutina; siempre nos espera el cielo, siempre está el sol, nunca falta una estrella que titila sólo para tí, o una sombra extraña en la luna; nunca falta un trémulo recuerdo, que nos hace viajar…
Viajar al destino pero sin límite alguno, viajar hacia la tinta, hacia el papel, o hacia las montañas y llanuras que se forman en la piel, viajar antes de quedarse sin alas, antes de caer en la oscuridad, lo que sería decir: VIVIR antes de partir.
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