
Habremos de evitar respirar los humos tóxicos del camino fétido, para que al llegar al paraiso nuestro corazón siga sano como la semilla de un hermoso árbol que frondoso y feliz crezca en la cima de la montaña.
Liberemos a nuestro espíritu de la terrible toxicidad.
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Creamos y avancemos, no parezcamos SEAMOS.
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La autenticidad se busca creyendo.
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