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29 de abril de 2010

Ese hombre de traje rojo: el Dí-hablo



Todos llevamos un hombre rojo dentro, como nuestra sangre, estamos cubiertos de ella, todos tenemos cuernos encima, como las bestias que salimos a cazar el pan de cada día, todos tenemos cola, solo debemos cuidar que no nos la pisen, duele, duele mucho
Hay una gran confusión en cuestiones de personajes que marcan la historia, el diablo es uno de ellos, porque lo confunden con la maldad, no es lo mismo hacer el mal al de junto que hacer cosas que a algunos parecen malas, el mundo es prohibitivo, de ahí el insistir en condenar la sexualidad, la desnudez, el género, los gustos, los placeres carnales, condenar al cuerpo a no ser natural.
Es mal visto entre adán y eva el haber probado una manzana, llena de placer, con el jugo de las delicias de la vida, la manzana casualmente era : ROJA, y ¿qué de malo tiene amar hasta el punto de fusión?, amar sin haber firmado, sin tiempo, sin establecimiento, nada de malo, desde mi punto de vista, no tiene nada de malo.
El fanatismo religioso, cómo todos los fanatismos, es terrible, infunde culpa donde no la hay, dá mala reputación a un hombre rojo, que no es más que el complemento de nuestra existencia, uno que se negó a ser un ángel más, que quiso abrir su propio reino, un soñador aplastado por el sistema, por el poder.
El diablo forma parte de cosas bien hechas de la historia, ¿cómo habría podido El Bosco hacer su jardín sin la ayuda de su amigo?,¿o haber expresado Goya esos rostros?, Tras la influencia roja, se cambia de camino, vuelve a la gente abierta de mente, hace locos creadores que cambian el mundo, da alas a los tullidos, sana corazones muertos y apagados, no viene a dar fracasos, eso no existe, viene a cambiar las cosas, y no tiene nada que ver, con cuestiones como la falta de conciencia: Eso es no querer darse cuenta de lo que se es, eso es de nosotros, son cuestiones propias, nos prohibimos, muchas cosas, y el no está de por medio, y esas prohibiciones evitan ser lo que en realidad se quiere ser, enfermamos entonces de conformismo, perdemos la belleza, nos cubrimos con velos de temor, moral, culpa, rencor, vergüenza, no confundamos cosas religiosas con metafóricas, no estoy siendo una satánica, sólo un poco roja, soy grotesca, siniestra, que más dá.
Entonces lo que sigue es retomar nuestro camino, si somos muy algo, ser lo contrario, si somos muy callados, seguir siéndolo pues es bello aprender a conversar con la soledad, pero literalmente gritar con el alma, expresar con las manos, los ojos, los oidos, la nariz, las piernas, el sudor, expresar todo eso que se agolpa en el cuerpo, todo eso que nos dá estilo, que nos hace unos de otros ese Dí-hablo.
Quieres ser tú?, para llegar a ser tú, lo que en realidad eres, suelta esa capa que cubre tu lomo, aléjate de la falsedad, muestra tu pelaje, el rojo de tu sangre, muéstrate a todo, como tú, y no como esa costra de lo que algún día fuiste tu, porque llegar ser lo que en realidad se es, viene acompañado de la mas grande, la más pura de las palabras: FELICIDAD.
Y sin temor amiguémonos con ese hombre rojo que todos llevamos dentro, porque hasta el corazón tiene su color.
Evita ser fanático de cosas que te convierten en títere, eso si es de verdad malo.

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